Mis brillantes lágrimas son las estrellas: montan en el viento y adornan el cielo. E incluso si la luna está oculta por las nubes, seguirán brillando para mí.
Odio los caminos rectos, así que huyo imprudentemente. El camino continúa, tanto al este como al oeste. Incluso si llega el ocaso, aunque se ponga el sol.

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